20 de septiembre, 2017
Durante gran parte de su niñez, Eledier Venegas debía caminar todos los días los 2 kilómetros de distancia que había entre su casa y la escuela en el sector rural de Lumaco. Recuerda con nostalgia esas jornadas de esfuerzo bajo el frio, la lluvia o el calor que fueron marcando su camino hacia la educación superior y que hoy lo tienen finalizando la carrera de Ingeniería Civil Eléctrica en la Universidad de La Frontera. A los doce años se trasladó al sector urbano de la ciudad para terminar su enseñanza básica e iniciar luego su enseñanza media en el Liceo Municipal de Lumaco. Allí, poco a poco fue destacando por su buen rendimiento académico. Sus profesores reconocían sus avances y lo alentaban a dar el siguiente paso: llegar a la universidad. Al terminar cuarto medio, las cosas no salieron como esperaba y, por distintas razones, el sueño de llegar a la educación superior debió quedar en pausa. “Si no lograba obtener un crédito o beca, no podía entrar a la universidad. Quería estudiar una carrera, porque sabía que esa era la única forma de surgir”, así de tajante era su realidad. Eledier decidió viajar a Santiago a trabajar y desde allí planificar el regreso. Trabajaba en doble turno para ahorrar y entremedio se preparaba para rendir nuevamente la PSU. “Me esforzaba en ahorrar, pero era difícil la realidad. Llevaba ocho meses trabajando, era mucho el sacrificio y muy poca la retribución”, cuenta. INGRESOSiguiendo su sueño, Eledier Venegas rindió la PSU y finalmente logró ingresar a la Universidad de La Frontera. Se sentía feliz. Aunque el primer paso ya estaba dado, aún quedaban muchas cosas por resolver. “Había quedado en la carrera, pero venía todo lo demás: no sabía dónde iba a vivir, cómo iba a solventar mis gastos, cómo iba a financiar mi carrera. Todo era duda, pero afortunadamente unas primas y un amigo que me pudieron orientar”, cuenta. La familia Ovalle - Inostroza (amigos de sus padres), lo acogió inicialmente en su casa en Temuco, hasta que logró ingresar al Programa de Residencias Estudiantiles Autogestionadas de la UFRO. Allí conoció a otros jóvenes que como él venían de comunas, quienes le ayudaron a enfrentar y superar sus dudas e inseguridades del primer semestre. Eledier creía que, por haber dejado pasar un año tras salir de la enseñanza media, no podría acceder a ninguna beca o beneficio para cubrir el arancel de su carrera y sus gastos diarios. Su ímpetu y sus ganas de vencer la adversidad, lo llevaron a investigar, postular y acceder al Crédito del Fondo Solidario. NIVELACIÓNUn factor clave que debió enfrentar en sus primeros meses en la universidad, fue poder nivelar sus conocimientos y alcanzar así un buen rendimiento académico. “Había dejado un año de estudiar, por lo que debía esforzarme mucho para entender las materias, seguir al profesor y nivelar. Al final lo pude lograr y me empezó a ir bien en las materias”, sostiene. Avanzando en su carrera, Eledier obtuvo la Beca Bicentenario y la Beca Indígena, lo que le permitió afrontar sus estudios con mayor tranquilidad y con menos preocupaciones. A ello se sumó ganarse la Beca Solidaria Eléctrica otorgada por un grupo de ex estudiantes de la carrera de Ingeniería Eléctrica de la UFRO. Actualmente cursa las asignaturas del último semestre y pronto iniciará su práctica profesional controlada en Abengoa S.A. Santiago. “Me siento muy orgulloso de lo que he logrado. Me costó tanto llegar hasta acá, pero siento que cada cosa vivida me ha servido para crecer como persona. Me siento feliz el día de hoy y muy agradecido de las personas que Dios puso en mi camino”, indica. |
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Aunque no pudo acceder a la educación superior al salir de cuarto año medio, su perseverancia lo llevó a retomar su sueño y cursar la carrera de Ingeniería Civil Eléctrica. |
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En el inicio de su carrera accedió al Crédito del Fondo Solidario y después fue beneficiado con la Beca Bicentenario y la Beca Indígena. A ello se suma la Beca Solidaria Eléctrica otorgada por un grupo de ex estudiantes UFRO. |
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Eledier fue parte del Programa de Residencias Estudiantiles Autogestionadas que coordina la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la UFRO, logrando tener un lugar acogedor para vivir en Temuco. |
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Antes de ingresar a la universidad, estuvo un año trabajando en Santiago, desde donde comenzó a planificar su ingreso a la educación superior: hacía doble turno para ahorrar y se preparaba para rendir nuevamente la PSU. |